Seamos rápidos para escuchar, lentos para hablar y lentos para enojarnos.
Cuando tenemos un oído atento somos de gran ayuda para los demás, porque en esta vida muchos quieren hablar pero pocos quieren escuchar, todos tienen algo que decir pero pocos escuchan lo que los demás quieren decir, necesitamos más sensibilidad y aprender a escuchar.
Por Mery Bracho.